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Viernes 3 de marzo de 2006
“Los empleados/as que poseen inteligencia emocional son optimistas antes las crisis y buscan nuevos retos para seguir adelante…”
Escrito por: Marta Ángelis Rivera, PhD
La organización como promotora de la integración humana
En términos sencillos la inteligencia emocional se refiere a cómo tener control de nuestras emociones y de las emociones de los demás. ¿Qué quiere decir esto? Que en la medida en que podamos hacernos concientes de lo que estamos sintiendo, podemos decidir expresar la emoción, no expresarla o posponerla. Por ejemplo, decidimos archivar la emoción de la ira y conversar cuando estamos más tranquilos, pues de lo contrario no lograríamos los resultados esperados. Asimismo, cuando observamos ira en otra persona, escucharle con empatía podría reducir su ira y obtener mejores resultados del evento. En el contexto laboral, los empleados que poseen inteligencia emocional, ante la crisis se muestran optimistas y buscan nuevos retos para continuar; pueden detenerse a reflexionar sobre las alternativas de solución a un problema y, sobretodo, la palabra problema no está en su vocabulario; posponen reacciones emocionales cuando saben que no es el momento adecuado para lograr lo que se proponen; tienen su vista fija en las metas personales y de la organización, enfocando el trabajo en equipo; pueden empatizar y transformar los eventos negativos en positivos. A esto le llamo inteligencia emocional, todos aquellos comportamientos que evoco concientemente, cuando lo deseo, para lograr lo que me propongo.
Cabe señalar que, mientras Goleman (2000) nos habla de la inteligencia emocional y cómo ésta impacta nuestros entornos, Schvarstein (2004), nos trae un concepto, a mi parecer, más completo: La inteligencia social de las organizaciones. Schvarstein enfoca el colectivo, y nos dice que el mensaje de Goleman, que reconoce la propia vida, alude a regular los propios sentimientos, a ser capaz de trabajar con otros, a sentir empatía hacia ellos, y sobretodo su enfoque en la autoayuda, hace eco de nuestras angustias. “El mensaje de Goleman tiene un fuerte contenido ideológico, y al mismo tiempo oculta las razones de las angustias porque las ubica en el plano individual e interpersonal, lo cual ofrece una oportunidad para revalorizar el concepto de inteligencia social y para desarrollarlo en el contexto de este nuevo milenio” (p78). La inteligencia social de las organizaciones que describe Schvarstein no responsabiliza al individuo o a la organización por el éxito o fracaso, sino a ambos. Esta inteligencia se refiere principalmente a la capacidad que tiene la organización para lograr el trabajo en equipo, bajo la creencia de que la sinergia es lo que puede mover nuestra sociedad al éxito. Me refiero aquí a la sociedad porque la inteligencia social de una organización es la capacidad que ésta tiene para lograr contribuir a toda empresa: comunidad, familia, escuela, política…lo cual se traduce en el éxito social. De hecho, Williamsen & Collage relacionan el concepto de inteligencia social con las habilidades y capacidades necesarias para crear y mantener comunidad (Schvarstein). Quiere decir que la organización está llamada a generar las estrategias de acción necesarias para vivir en comuna.
Por otro lado, unido a la habilidad para lograr la integración humana en busca del éxito, lo cual es parte de la inteligencia social de las organizaciones, encontramos las competencias organizacionales que Schvarstein define como: “conjunto de capacidades integradas y de recursos disponibles para que sus miembros puedan llevar a cabo los propósitos de la organización en el marco de las relaciones prescritas por sus respectivos roles” (p72-73). Más allá, el autor nos dice que una organización será socialmente competente si puede proveer los recursos para que su gente pueda satisfacer sus necesidades y las de los miembros de la comunidad según se espera de cada individuo. Inclusive, Schvarstein pronostica que la única forma de que las organizaciones no continúen mermando, es recobrando el sentido del trabajo en comunidad y los valores perdidos. Así que, tanto la inteligencia emocional como la inteligencia social de las organizaciones, juegan un papel importante en el desempeño organizacional, sin obviar que la organización tiene la responsabilidad de facilitar un escenario adecuado para que sus miembros se muevan en el continuo de sus emociones de forma inteligente.
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